UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO EN CIENCIAS DE LA SALUD

La familia puede ser la más influyente respecto a los hábitos insalubres, como beber alcohol

La familia puede ser la más influyente respecto a los hábitos insalubres, como beber alcohol

Los adolescentes son un grupo de personas un poco más susceptibles a ser afectados por factores sociales (relaciones, amistades, familia). La falta de personas que los rodean o el que no estén considerados en algún grupo social puede inducirlos a la soledad y por ello querer recurrir a los vicios como lo es el ingerir bebidas alcohólicas. Del otro lado de la moneda se encuentran los adolescentes que, por querer pertenecer a un grupo social, empiezan a consumir este tipo de bebidas embriagantes solo por el hecho de querer ser aceptado.

Estudios indican que los adolescentes que consumen alcohol tienen una edad entre 15 y 19 y que por lo general se dejan llevar por influencias de alguna otra persona, como lo puede ser una persona cercana a él o incluso alguien que apenas conocen. La gravedad del asunto es mayor, ya que los menores no deben comprar y mucho menos ingerir bebidas alcohólicas, por ello la ley lo estipula en el artículo 220 de la Ley General de Salud, el cual expresa:

“En ningún caso y de ninguna forma se podrán expender o suministrar bebidas alcohólicas a menores de edad. La violación a esta disposición será equiparable con el delito de Corrupción de Personas Menores de dieciocho años de edad o de personas que no tienen capacidad para comprender el significado del hecho o de personas que no tienen capacidad para resistirlo”.

Una investigación arrojó la conclusión de que la ‘calidad’ de la amistad influye mucho en la forma del consumo del alcohol; y de acuerdo con otro estudio, los autores señalan que el alcohol transforma, hace que una persona reaccione con una actitud más eufórica, la cual, la mayoría de las veces te cambia a una conducta agresiva, que se puede reflejar de manera verbal e inclusive física. Afecta la toma de decisiones, ya que coloca a la persona en condiciones inadecuadas para consentir o no, y esto puede derivar en otras consecuencias más graves como violaciones.

Esta constancia o frecuencia en el consumo de bebidas alcohólicas puede desarrollar alcoholismo, una enfermedad crónica, progresiva y fatal, caracterizada por tolerancia y dependencia física o cambios orgánicos patológicos o ambos. Se caracteriza por lo siguiente:

  • Los cambios crónicos y progresivos físicos, emocionales y sociales que se desarrollan son acumulativos y progresan si se continúa bebiendo.
  • Tolerancia (adaptación cerebral a la presencia de altas concentraciones de alcohol).
  • Dependencia física (síntomas de abstinencia que ocurren cuando disminuye o cesa el consumo de alcohol).
  • La persona con alcoholismo no puede predecir la duración del episodio o la cantidad que irá a consumir.
  • Los cambios orgánicos patológicos pueden encontrarse en cualquier órgano, pero más a menudo involucra al hígado, cerebro, sistema nervioso periférico y tracto gastrointestinal.
  • El patrón de bebida es generalmente continuo, pero puede ser intermitente con períodos de abstinencia entre los episodios de bebida.
  • Los síntomas ambientales, sociales y emocionales y las consecuencias del alcoholismo resultan del efecto del alcohol sobre la función del cerebro. El grado al cual estos síntomas y signos son considerados patológicos dependerá de las normas culturales de la sociedad en que la persona se desenvuelva.

Sin embargo, como estrategias de prevención, en algunos países como España las prácticas deportivas se asocian a un menor consumo. En México, los varones consumen alcohol con mayor frecuencia que las mujeres, sin diferencias en la cantidad. La finalidad competitiva del deporte implica una menor prevalencia del consumo de alcohol; en España esto también sucede con el tabaco. Se ha demostrado también que los hermanos y los padres, tanto en España como en México, son los miembros de la familia más influyentes respecto de los hábitos insalubres. Autores han comprobado que existe una relación clara y directamente proporcional entre el consumo conjunto de alcohol y tabaco, lo que genera un grado de dependencia recíproca y ejerce graves efectos en la salud, sobre todo en este segmento de población.

 

Revisores de la información: Yaritza Maydaly Pérez González y Brenda Giselle Álvarez Rodríguez (Unidad de Investigación en Salud Pública) y Cassandra Saldaña Pineda (Unidad de Administración del Conocimiento).

Fuentes:

  • Artículo: Calidad de amistad y consumo de alcohol en adolescentes de bachillerato. Amalia Mejía Martínez, Nora Angélica Armendáriz García, María Magdalena Alonso Castillo, Nora Nelly Oliva Rodríguez. Recuperado de: http://web.a.ebscohost.com/ehost/pdfviewer/pdfviewer?vid=6&sid=494c1c8f-749d-494c-a9b7-3cf96939f253%40sessionmgr4007
  • Artículo: La influencia del alcohol en la sociedad. Díez Hernández, Itziar. Recuperado de: http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/osasunaz/05/05177190.pdf
  • Artículo: La prevención del alcoholismo en los adolescentes. Revista Cubana de Medicina General Integral, 16(4), 406-409. Recuperado de: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21252000000400019&lng=es&tlng=en.
  • Artículo: Alcohol and tobacco consumption in Spanish and Mexican adolescents and its relation to physical and sports-related activity and to the family. Jorge Ruiz-Risueño AbadI; Francisco Ruiz-JuanI; Jorge Isabel Zamarripa RiveraII.
  • Ley General de Salud.