Trastornos metabólicos maternos pueden aumentar el riesgo de desarrollo de EHGNA en el bebé
El hígado es uno de los órganos más grandes del cuerpo, tiene la función de ayudar a digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar las toxinas. Este órgano puede sufrir afecciones debido a la acumulación de grasa: Enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) y enfermedad del hígado graso por alcohol (esteatosis hepática alcohólica). La enfermedad por hígado graso afecta cerca del 25 por ciento de la población en el mundo.
De la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) se desglosan dos tipos: la del hígado graso simple, cuando hay grasa pero poca o ninguna inflamación o daño en las células del hígado; y la esteatosis hepática no alcohólica, en la que hay inflamación y daños en las células, lo cual puede causar fibrosis o cicatrización del hígado y derivar en cirrosis o cáncer de hígado.
La enfermedad del hígado graso por alcohol, como su nombre lo dice, se debe al alto consumo de alcohol. El hígado descompone la mayor parte del alcohol que se bebe para eliminarlo del cuerpo. Sin embargo, durante el proceso se pueden generar sustancias que dañan las células del hígado y debilitan las defensas naturales del cuerpo. Esta afección es la etapa más temprana de la enfermedad del hígado por alcohol, si no es detectada a tiempo puede generar hepatitis alcohólica y cirrosis.
Investigaciones han determinado una prevalencia estimada del 10% de la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) entre mujeres en edad fértil, asimismo, se ha considerado la principal causa de trasplante de hígado entre las mujeres; y la diabetes mellitus gestacional (DMG) es el trastorno metabólico más común durante el embarazo. La EHGNA es relacionada con la obesidad, trastornos metabólicos, diabetes tipo 2, hipertensión, tener altos niveles de lípidos en la sangre, tener infecciones como hepatitis C, entre otros factores de riesgo.
Un artículo cuyo objetivo fue explorar la relación entre la enfermedad del hígado graso no alcohólico y la diabetes mellitus gestacional, las implicaciones de esta afección en el embarazo y el lactante, así como los efectos de la lactancia materna, menciona que se han realizado estudios en el que se demuestran que la EHGNA encontrada en un ultrasonido del primer trimestre tenía un mayor riesgo de desarrollar DMG y disglucemia en la mitad del embarazo, este hallazgo fue replicado en mujeres coreanas embarazadas.
Una respuesta mediada por adipocinas y hepatocinas proinflamatorias puede explicar la asociación de EHGNA con DMG y / o DM en ausencia de otros factores de riesgo metabólico. Algunos estudios han sugerido que el síndrome metabólico se origina en el útero, incluida la sobrenutrición y la anoxia (falta o disminución de oxígeno en las células, los órganos o la sangre). La hipótesis de Pedersen propone que la glucosa materna elevada durante el embarazo produce hiperglucemia fetal que conduce a hiperinsulinemia fetal y crecimiento fetal excesivo, cambios en el metabolismo de los lípidos y una mayor transferencia placentaria de ácidos grasos libres.
Además de las complicaciones posnatales inmediatas, la exposición prenatal a la hiperglucemia y la DM pueden formar la base para una predisposición de por vida a la obesidad y el aumento de la adiposidad en todas las etapas de la vida. Más allá de la obesidad de la descendencia y la DM, los trastornos metabólicos maternos inducen cambios hepáticos en el bebé que pueden aumentar el riesgo de desarrollo futuro de EHGNA.
En otros estudios se descubrió que los bebés que nacieron de madres con DM, incluidos GDM y pre-DM, aumentaron la prevalencia y la gravedad de la esteatosis hepática histopatológica, independientemente de la obesidad materna. Se demostró un perfil metabólico más favorable en una cohorte australiana de pacientes pediátricos que fueron amamantados durante al menos 6 meses.
Los experimentos en modelos animales sugieren que una dieta alta en grasas en la primera infancia, a través de la lactancia o después del destete, puede aumentar el riesgo y la gravedad de la EHGNA. Controlar la hiperglucemia pre-parto, prevenir la DMG y evitar el aumento de peso excesivo durante el embarazo, así como fomentar la lactancia durante más de 6 meses, puede ayudar a reducir la carga de EHGNA entre las madres y sus hijos.
Revisores de la información: Brenda Giselle Álvarez Rodríguez (Unidad de Investigación en Salud Pública) y Cassandra Saldaña Pineda (Unidad de Administración del Conocimiento).
Fuentes:
- Artículo: Implications of Nonalcoholic Fatty Liver Disease on Pregnancy and Maternal and Child Outcomes. Gastroenterol Hepatol (N Y). 2019 Apr; 15(4): 221–228.
- Enciclopedia médica. U.S. Department of Health and Human Services National Institutes of Health