Depresión, un factor de riesgo para desarrollar Parkinson
El Parkinson, es una enfermedad que ocurre cuando las neuronas no producen suficiente cantidad de una sustancia química conocida como dopamina. Esta afección es considerada como un trastorno del movimiento crónico y progresivo. Las personas que padecen esta enfermedad no pueden controlar su movimiento normal, el nivel de dopamina producida va disminuyendo y las células mueren o no funcionan correctamente.
Esta enfermedad es la segunda condición neurodegenerativa más frecuente del mundo tras el Alzheimer, ataca aproximadamente al 3 por ciento de la población mayor de 50 años a nivel mundial (entre 4.1 y 4.6 millones de personas) y es más común entre los hombres que en las mujeres. Aún no existe cura para el Parkinson pero hay medicamentos que ayudan significativamente a mejorar los síntomas.
Entre los síntomas más característicos se encuentran:
- Agitación o temblores. Se pueden presentar en las manos, brazos, piernas y mandíbula. Pueden comenzar muy leves pero empeoran con el tiempo. Son más perceptibles cuando la persona está en reposo y puede afectar un lado del cuerpo más que otro.
- Movimientos lentos. Este síntoma también es progresivo, se puede notar que la persona comienza a tener problemas para moverse, lo hace más lento y tarda mucho tiempo en efectuar tareas simples como: pararse de la cama, abrochar botones, cortar vegetales, etc.
- Músculos tiesos (rigidez). Los músculos en el cuerpo pueden contraerse y volverse rígidos, por lo tanto a la persona se le dificulta moverlos y realizar tareas sencillas como caminar.
- Problemas con la postura y el equilibrio. Los síntomas anteriores pueden llevar a que la persona no pueda ponerse de pie o sentarse con la espalda recta. También los problemas de equilibrio son frecuentes y esto puede dar lugar a caídas.
Otros síntomas que un paciente con Parkinson puede desencadenar son:
- Cara menos expresiva
- Pérdida del olfalto
- Estreñimiento
- Trastornos del estado de ánimo
- Problemas para dormir
- Exceso de saliva
- Pérdida o aumento de peso
- Problemas de la vista o dentales
- Fatiga o pérdida de energía
- Problemas con la memoria
- Confusión
Diversas investigaciones mencionan que la genética es un factor de riesgo en grupos pequeños de personas, ya sea porque lo heredaron de algún familiar o por tener una mutación genética. Los factores ambientales también juegan un papel importante, la exposición a largo plazo a ciertas toxinas como los pesticidas, puede aumentar el riesgo de sufrir esta enfermedad.
Se ha estado mencionando que la depresión es más común en pacientes con Parkinson que en la población en general. Un estudio realizado este año (2018), examinó si la depresión está asociada con un mayor riesgo de Parkinson. Se realizó una búsqueda bibliográfica, análisis de subgrupos y análisis de sensibilidad. Este metanálisis demostró que los sujetos con depresión, presentaban un mayor riesgo de un diagnóstico de Parkinson posterior. De acuerdo con este hallazgo, los investigadores esperan que el tratamiento de la depresión reduzca la incidencia posterior de la enfermedad de Parkinson.
Unirse a un grupo de apoyo puede ser útil para los pacientes con esta enfermedad. Los especialistas de la salud recomiendan comer una dieta saludable, hacer ejercicio y mantenerse tan activo como sea posible. Además de los medicamentos, el ejercicio y la fisioterapia pueden ayudar a controlar los movimientos y la estimulación cerebral profunda ha sido aprobada como parte del tratamiento en diversas etapas de esta afección.
Revisores de la información: Brenda Giselle Alvarez Rodriguez (Unidad de Investigación en Salud Pública) y Cassandra Saldaña Pineda (Unidad de Administración del Conocimiento).
Fuentes:
- Artículo: “Association between depression and the subsequent risk of Parkinson’s disease: A meta-analysis”. Progress in Neuro-Psychopharmacology and Biological Psychiatry. Volume 86, 30 August 2018, Pages 186-192
- American Academy of Family Physicians
- MedlinePlus