UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO EN CIENCIAS DE LA SALUD

¡Cuidado! Esta adicción la padece gran parte de la población en la actualidad

¡Cuidado! Esta adicción la padece gran parte de la población en la actualidad

 

Las tecnologías de información han traído muchas ventajas a nuestras vidas, el usarlas no es malo, pero si se usan de manera excesiva pueden crearse nuevas patologías. Para que una conducta tecnológica la consideremos adictiva, debe estar caracterizada por dependencia psicológica y presentar efectos perjudiciales. Esta dependencia incluye el deseo, ansia o pulsión irresistible, modificación del estado de ánimo e incapacidad de control. Los efectos perjudiciales tienden a ser graves y alterar el ámbito personal, social y laboral de una persona.

Según Enrique Echeburúa y Paz Corral (Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales en jóvenes: un nuevo reto), algunas personas llegan a estar obsesionadas con el internet, se muestran incapaces de controlar su uso y ponen en peligro aspectos de su vida. Existe un alto porcentaje de adolescentes y adultos que sienten un excesivo placer al usar las tecnologías y redes sociales, por lo general buscan un alivio inmediato ante un malestar emocional, como el aburrimiento, soledad, ira, problemas familiares o en el trabajo.

Las TIC simplifican considerablemente nuestros quehaceres cotidianos. El internet es muy atractivo para los jóvenes ya que se caracteriza por una respuesta instantánea, por ser universal y muy accesible en tiempo y espacio. El uso es positivo, siempre y cuando no se dejen de lado el resto de las actividades propias de una vida normal (por ejemplo: estudiar, trabajar, hacer deporte, ir al cine, salir con los amigos o relacionarse con la familia). Otra cosa es cuando el abuso de la tecnología provoca aislamiento, induce ansiedad, afecta a la autoestima y le hace perder a la persona su capacidad de control.

¿Cómo podemos saber si tenemos adicción a las TIC? Es necesaria la observación de determinadas conductas ya que pueden ser indicadores de una obsesión hacia estas tecnologías.

  • Cambio de comportamiento: inquietud, impaciencia e irritabilidad, principalmente cuando no se tiene acceso a un medio adictivo (internet, dispositivos móviles, aplicaciones, etc.).
  • Aislamiento y rechazo: deterioro de las relaciones sociales.
  • Alteración del curso normal de la vida para usar las TIC (no ir a la escuela, no acudir al trabajo, el descuido de obligaciones cotidianas, la procrastinación, entre otras.).
  • Justificación del tiempo excesivo utilizando las TIC.
  • Incapacidad de controlar voluntariamente el uso.
  • Mentiras o engaños para llevar a cabo a escondidas las actividades adictivas.
  • Cambios de hábitos de sueño o alimentarios.

A continuación te dejamos algunas sugerencias para disminuir y prevenir la adicción a las TIC y retomar el control en su uso:

  • Fortalece las relaciones con las personas que convives en tu día a día.
  • Modera los tiempos para utilizar los dispositivos móviles u ordenadores.
  • Organízate y dedica tiempo a actividades de ocio (leer, actividades al aire libre, deportes, hobbies).
  • Fortalece tus relaciones y contactos sociales sin el uso recurrente del celular.
  • No responder a los mensajes o llamadas perdidas inmediatamente, evita el uso compulsivo.

Es necesario crear estrategias preventivas tanto en las familias como en las escuelas y el entorno laboral, ya que el internet también representa un riesgo para toda la población que se adentra cada vez más en el mundo digital.

Conéctate con la vida y aprende a utilizar las herramientas digitales sin dependencias.

 

Revisores de la información: Brenda Giselle Alvarez Rodríguez (Unidad de Investigación en Salud Pública) y Cassandra Saldaña Pineda (Unidad de Administración del Conocimiento).

Fuentes: Adicciones Nuevos Paraísos Artificiales Indagaciones en torno de los jóvenes y sus consumos, compilación de Margarita Barrón; Servicio de Asuntos Sociales, Universidad de Salamanca; Adicción a las nuevas tecnologías y a las redes sociales en jóvenes: un nuevo reto, de Enrique Echeburúa y Paz de Corral.