Automedicación, considerado un problema de salud pública
La automedicación es la situación en la que los pacientes consiguen y utilizan medicamentos sin participación del médico ni en la prescripción ni en la supervisión del tratamiento. Ésta se basa en la propia decisión del paciente y esta modulada por diversos factores relacionados con el propio paciente, con el proceso, con el entorno social, con los farmacéuticos y con los profesionales.
Los síntomas que dan lugar a la automedicación con mayor frecuencia, son el dolor (cefalea, dolor de espalda, dolor de garganta, etc.) la fiebre, la tos y los problemas gastrointestinales (acidez gástrica, diarrea, estreñimiento, entre otros) y los medicamentos más consumidos por automedicación, están encabezados por los analgésicos / antiinflamatorios, seguidos de los antibióticos, antiácidos y laxantes.
A pesar de que esta situación mantiene la independencia y capacidad funcional del paciente, constituye una forma de responsabilizarse de su propia salud y evita la utilización de otras alternativas que pueden ser menos fiables y más peligrosas, hay más repercusiones negativas, por ejemplo: la selección equivocada y pérdida de eficacia, los síntomas se pueden malinterpretar y esto puede dar lugar a una elección incorrecta del medicamento, lo cual puede agravar el cuadro y hacer que el medicamento pierda su eficacia; dificulta la valoración médica, los síntomas pueden mejorar o desaparecer y puede dificultar el diagnóstico; riesgo de abuso y dependencia de algunos fármacos, así como de la resistencia a los antibióticos; alteración de la relación médico – paciente; y aumento de los costes sanitarios debido a la pérdida de eficacia y dependencia.
El uso inadecuado de un medicamento puede dar lugar a problemas importantes de iatrogenia, que es cualquier daño a la salud provocado por un diagnóstico o por tratar de prevenir, tratar o aliviar alguna afección o síntoma. La OMS reporta que el 50% de los fármacos que se recetan se dispensan o se venden inadecuadamente y alrededor de un tercio de la población mundial, carece de acceso a medicamentos esenciales y más de la mitad de los pacientes no los toma correctamente.
Un estudio cuali – cuantitativo exploratorio y descriptivo de caso realizado en el 2013, en el que se involucraron 484 familias, demostró que el 42% de las familias eligen automedicarse por la influencia de la televisión, la percepción del efecto terapéutico y la prescripción médica. Así mismo, se determinó que los conocimientos que tenían estas familias sobre los aspectos de la farmacoseguridad, son deficientes. El 84.3% dice consultar a un médico por seguridad y confianza, sin embargo, otros resultados indican que se contradicen, sumando los porcentajes (40%) de los que eligieron consultar a otras personas no profesionales para atender consultas de salud ni farmacoseguridad.
Otros estudios han arrojado que el 80% de los que se automedican saben indicar qué medicamentos toman y para qué. El 90% de los casos no saben indicar el nombre del principio activo (pa). El 22.7% conoce el significado de contraindicación, efecto adverso e interacción medicamentosa y el 20% tiene total desconocimiento, éste aumenta con la edad y disminuye con el nivel de estudios.
Los conocimientos, actitudes y opiniones de los ciudadanos sobre medicamentos son escasos, por ello es necesario tomar medidas que involucren mejorar el conocimiento básico de los ciudadanos para avanzar en el uso responsable de los medicamentos.
Revisores de la información: Brenda Giselle Alvarez Rodriguez (Unidad de Investigación en Salud Pública) y Cassandra Saldaña Pineda (Unidad de Administración del Conocimiento).
Fuentes:
- Artículo: “Up-Date in Family Medicine. Self-medication”. Semergen 2008; 34:133-7.
- Artículo: “Family self-medication, a public health problem”. Educ. Med. 2017.
- Artículo: “Establishment of knowledge, attitudes and opinions of general population about rational use of medicines”. Aten. Primaria. 2015; 47 (7):446-455